Hoy ha sido el acto de conciliación. No sé para qué, pues mantienen toda su farsa. Han aprovechado para *advertirme* de que borre el blog o un ejército de abogados me arruinará por delito de calumnias e injurias.
No voy a borrar nada y menos con ese tipo de *advertencias*, en las que una empresa se muestra arrogante con sus recursos jurídicos frente a un particular.
No borro nada porque no hay ni una sola mentira: no me han devuelto mi dinero y están empleando malas artes para no devolverlo (como el empeño en no comprobar las falsificaciones de mi firma o instar al BBVA para que les confirme que no he recibido nada y ya la última: mostrar esa arrogancia económica de quien dispone de medios económicos para pleitear por el borrado de un blog).
Tampoco hay injurias. Una emplea la lengua de Cervantes para hacer las *descripciones* más certeras posibles. Ciertamente las descripciones son muy feas, como muy fea es la realidad que se describe: una compañía financiera que no devuelve el dinero de sus ahorradores.
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